Bienvenidos/as a nuestro blog de Enfermería Médico-Quirúrgica 1, un espacio virtual de aprendizaje para nuestra formación como futuras... ¡enfermeras!
BIBLIOGRAFÍA 6
Bibliografía:
Lemone P, Burke K. Respuestas a la alteración de la estructura y la función de la piel. En: Enfermería medicoquirúrgica. Vol I. 4ª ed. Madrid: Pearson Educación; 2009. p. 439-446.
El sistema cutáneo (piel y faneras) delimita y recubre el cuerpo y le proporciona protección actuando como barrera entre el medio interno y el externo. Además mantiene el equilibrio hidroelectrolítico, contribuye a regular la temperatura corporal y posee receptores para el tacto y sensaciones.
Los trastornos del sistema cutáneo son muy variados y muchos de ellos pueden tratarse de forma ambulatoria o mediante autocuidados. Aún así, muchas de las lesiones cutáneas pueden llegar a constituir un grave problema para el paciente que presenta un alto grado de molestias y/o cronicidad, como ocurre en el caso de la psoriasis, tema que abordaremos a continuación.
La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel de etiología inmunitaria que se caracteriza por la presencia de placas elevadas, rojizas, redondeadas y bien definidas cubiertas de escamas de color blanco plateado.
Las lesiones pueden afectar a cualquier parte del cuerpo, pero sobre todo al cuero cabelludo, superficies de extensión de brazos y piernas, codos, sacro, rodillas y alrededor de las uñas. Como cualquier enfermedad crónica, las lesiones pueden aparecer y desaparecer continuamente a lo largo de la vida sin que pueda apreciarse un patrón de recurrencia evidente.
Aunque puede aparecer a cualquier edad, lo normal es que se inicie a partir de los 20 años. La luz solar, el estrés, los cambios de estación, las alteraciones hormonales, la derivación de corticoesteroides y determinados fármacos parecen producir exacerbaciones de la enfermedad. Un factor desencadenante habitual es el traumatismo de la piel provocado por intervenciones quirúrgicas, quemaduras solares y excoriaciones.
En cuanto a su fisiopatología, el queratinocito, que es la célula epidérmica que constituye el 95% de la epidermis, tarda 14 días en migrar desde la capa basal hasta el estrato córneo, que es la capa externa de la piel, y se descama al cabo de otros 14 días. En cambio, las células psoriásicas presentan un ciclo de crecimiento más corto y realizan la migración al estrato córneo en tan solo de cuatro a siete días, lo que se denomina hiperqueratosis. Estas células inmaduras originan una queratina anormal que forma escamas gruesas en la superficie de la piel. La aceleración del metabolismo celular estimula un aumento de la vascularización, lo que contribuye al eritema que presentan estas lesiones. También se produce la liberación de citocinas, entre ellas el factor de necrosis tumoral (TNF), que en la psoriasis provoca inflamación, lo que contribuye a la formación de placas.
Las lesiones características de la psoriasis, como hemos citado anteriormente, consisten en zonas bien definidas de placas eritematosas de las que se desprenden escamas gruesas de color blanco plateado.
Esta enfermedad puede presentarse en zonas intertriginosas, como los espacios interdigitales del pie. En caso de afectar a las uñas, éstas pueden llegar a desprenderse del lecho ungueal, engrosarse y fragmentarse.
Haciendo referencia a la asistencia interdisciplinaria, ésta dependerá del tipo de psoriasis, la extensión y localización de las lesiones, la edad del paciente y el grado de deformidad o discapacidad.
El diagnóstico se puede realizar a través de una biopsia cutánea cuando el paciente presenta manifestaciones atípicas o bien para establecer el diagnóstico diferencial con otros trastornos cutáneos de tipo inflamatorio o infeccioso. Además, la realización de una ecografía puede revelar cambios psoriásicos típicos del estrato córneo y la inflamación de la dermis.
La medicación y las terapias que pueden explicarse son muy variados, y se incluyen la medicación tópica y la fotoquimioterapia. El tratamiento no logra la curación, pero disminuye la gravedad y el dolor asociado a las lesiones.
La medicación tópica se administra con el fin de reducir la inflamación, prolongar la fase de maduración de los queratinocitos y prolongar el periodo de remisión. Los fármacos utilizados habitualmente son los corticosteroides, los preparados a base de alquitrán, la antralina y los retinoides.
Si la psoriasis es generalizada, es decir, afecta al más del 30% de la superficie corporal, no resulta fácil de tratar con la medicación tópica, por lo que sería necesario recurrir al tratamiento con luz ultravioleta (la luz UVB reduce la velocidad de crecimiento de las células epidérmicas y, por tanto, la hiperqueratosis) y la fotoquimioterapia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)